de DANILO
CARUSO
Entre los
siglos VIII y VI a.C. emigraron en Sicilia numerosos grupos de Griegos los que
llevaron su civilización en la isla poniéndose en contacto, y también
estrellándose, con los viejos habitantes, Sicanos y Sículos. Se contaba en la
antigüedad que Minos, personaje perteneciente más a las leyendas griegas que a
la historia, fue asesinado aquí en precedencia por un rey sicano, Cócalo, y que
después hubiera sido sucesivamente enterrado en un punto sobre que surgió un
templo de Afrodita.
La mitología
cuenta que Dédalo, huido de Creta, encontrara hospitalidad en Sicilia cerca de
Cócalo pero el mítico soberano cretese que lo persigía para hacerse justicia
del episodio del Minotauro lo localiza. El talassócrata acepta imprudentemente
una invitación del Sicano a su peñón de Camico, y aquí es matado durante un
baño junto a las hijas de él. Terón, tirano de Agrigento entre el 489 y el 472
a.C., reanudó la historia de la matanza de Minos y la utilizó para conquista:
el mito fue construido por los Agrigentini para agregar una faja territorial
más allá de los sus confines y de fundamental importancia defensiva.
Terón tomó a
pretexto de su acción militar el hecho de querer vengar al rey de Creta. Según
la tesis de mí elaborada, expuesta en mi ensayo “SICANIA / Il sito sicano di
Colle Madore: dalla leggenda alla realtà (2004)”, el sacellum, con los
entornos circunstante, del área arqueológica analizada, colocada a la periferia
del Ayuntamiento de Lercara Friddi, representa lo que fue en pasado
identificado como templo de Afrodita / sepulcro de Minos de
que Diodoro Siculo luego habló en la “Biblioteca Histórica”: lo dejan entender
la particular posición de la colina, la etimología del nombre, el análisis de
los restos y el tipo de liturgia que allí se desarrollaba. El Madore y los
Sicanos, que lo habitaron de tiempos remotos, asociándose, a partir de un
milenio antes del nacimiento de Cristo, se encontraron comprimidos entre los
Estados de dos nuevas ciudades griegas: Agrigento a sur y Himera a Norte.
La colina y
su zona fueron neurálgicos de un punto de vista militar por el control de las
regiones circunstantes. Esta colina se encontró en efecto limitrofe al dominio
de Akragas, sobre una altura de la estratégica parteaguas de los ríos Torto y
Platani, de cuyo se controlaban los caminos en dirección del Tirreno y del
Mediterráneo. En un primer tiempo los Griegos de nadie de los dos partos
ocuparon con la fuerza el área, más bien la mantuvieron neutral por la
valorización de su templo dedicado a Afrodita. Estos espacios de confín además
fueron caracterizados en la reflexión temática por la imagen del agua. El
nombre Madore deriva del adjetivo griego madarós (mojado): el
territorio alrededor de la colina fue llamado quizás la región de las
aguas, lo hacen pensar la vecindad en los embalses fluviales y la presencia
de faldas acuíferas. El hallazgo de un edículo, sobre cuyo es representado un
hombre sentado al borde de una bañera (Minos), y de una jofaina para
agua ritual – ambos procedentes del sacellum – además testimonian la
importancia del agua como elemento de culto, en un contexto litúrgico
caracterizado por ofertas sacrificales (thysía).
Los
Acragantinos en un según momento creyeron actuar de modo diferente: invadir en
armas una zona hecha neutral por motivaciones religiosas exigía
una válida justificación para evitar la acusación de sacrilegio. Decir, con
hipocresía, que el sepulcro de Minos estuviese sobre Colle (Colina) Madore,
bajo el templo de Afrodita, dio la posibilidad de atacar porque afirmaban de
quererlo vengar: y esto no les haría en apariencia culpable de una cosa injusta
en los juicios de sus contemporáneos. Así haciendo el Madore, junto al entero
territorio de Himera, cayó en las manos de Agrigento alrededor del 483 a.C.
Las
excavaciones realizadas sobre este relieve (1995, 1998, 2004) por la
Superintendencia a los bienes culturales de Palermo – después de la donación
de Antonino Caruso al Ayuntamiento de Lercara Friddi de los primeros
restos accidentalmente hallados en el 1992 – han llevado a la luz, además, el
área sagrada en examen, situada en proximidad de la cima.
Significativos
son partes de estatuitas de Demetra y una incisión en lengua púnica,
conmemorativa de Astarte, que hace referencia, por analogía, al culto de
Afrodita, cuya presencia sobre el Madore es sin duda probada por muchos restos:
una estatuita acéfala de divinidad femenina que tiene en brazo a una liebre,
animal sagrado a Afrodita, un trozo de escudilla con sobre el fondo reproducido
una cruz gamada y una lámina adornadas por cabezas taurinas repujadas (se trata
de claras representaciones figurativas a ella conectada).
A
continuación de la simulada venganza de Terón es plausible la sustitución de
Demetra a Afrodita, ambas diosas de la fecundidad, por el venir menos, a causa
de la siguiente falta del tema del sepulcro, de la pareja Afrodite/Minos:
la naturaleza era comparada con la figura femenina, luego Afrodita le
equivalgía a Demetra. Otros restos, los fragmentos de las antefijas del templo,
el modelo de choza a planta circular, etc., confirman mi estudio que también
justifica la presencia de material importada de Himera como simple adquisición
comercial, material que se introduzcía en una cultura influenciada por Akragas.
Entre las láminas de bronce halladas una representa una divinidad femenina (o
Afrodita o Demetra).
El espacio
sacro de este templo de Afrodita vino parcialmente destruído, en el modo en que
Diodoro Siculo cuenta, en el 483/482 a.C. por Terón de Agrigento (en realidad
en lo que pudo aparecer un lugar suyo ipogeo no estaba la tumba minóica
inventada por los Acragantinos sino un taller por la elaboración de los
metales). En la primavera del 409 a.C. los Cartaginenses, los que ocuparon una
parte occidental de Sicilia, destruyeron durante una guerra contra los Griegos,
todo lo poblado de Colle Madore y su población pues se disperdío.
Considerado el renombre del sitio he creído verosímil una visita del poeta
Pindaro en el templo de Afrodita / sepulcro de Minos durante
el período de su permanencia en Sicilia, 476/475 a.C., vistos sus relaciones
con los Emmenides y la matriz aristocrática y conmemorativa de su poesía. Mi
tesis es alternativa a una serie de otras cuatro localizaciones propuestas por
otros estudiosos: Eraclea Minoa, las tholoi de Sant’Angelo Muxaro,
Licata, las Grutas de la Gurfa de Alia.
Se tiende
generalmente a identificar el peñón sicano de Camico con Sant’Angelo Muxaro,
pero eso no debería comportar que la falsa sepultura de Minos tenga que ser
ubicada automáticamente en sus vecindades: no debe ser descuidado que en la
realidad griega la elección del sitio del sepulcro y el relacionarse al mito
fueron funcionales a la política expansiva agrigentina y no a la leyenda. Colle
Madore presenta connotaciones adecuadas y no tiene importancia el hecho que
está lejos de la costa, más bien cuenta que fuera colocado sobre el eje
Sabucina-Polizzello, delimitación en el VI siglo a.C. del confín norteño
del dominio acragantino.
Un escrito
de principio del ’900 de G. Nicastro puso Camico a Sutera: la cumbre del Monte
San Paolino, a cuyo pies se encuentra el país actual, es visible del Madore
mirando hacia oriente. Las tholoi quedan siempre muy sugestivas, pero son
funcionales al aspecto mítico de los hechos minóicos a diferencia de la
historia de Agrigento y Terón más pertinente al análisis.
Sobre Colle
Madore mi sistema diverge de una impostación formulada por el arqueólogo
Stefano Vassallo que vincula este sitio a la influencia de Himera: en
particular él interpreta el personaje del edículo mencionado como Eracle y
además sostiene una etimología del árabe del topónimo Madore.
Danilo
Caruso / SICANIA - Il sito sicano di Colle Madore: dalla leggenda alla realtà
(ensayo en pdf)